En mi taller, que titulé Llenando el ojo antes que la barriga, me ocupé de la explotación didáctica de ilustraciones gastronómicas. Os dejo la presentación:
El taller se dividió en tres momentos:
En la primera parte del taller di a conocer varios ilustradores, diseñadores, fotógrafos o empresas de publicidad cuya obra, total o parcialmente, han dedicado a la gastronomía. Entre otros, algunos que ya conocéis porque han pasado por este blog, como Laura Tejedor (@amigadelamandarina), la empresa australiana TBWA o Diego Cusano (presente en mi otro blog) y posibles explotaciones didácticas para las clases de ELE.
En la segunda fase, precisamente, me centré en Diego Cusano y sus creaciones y les propuse a los profesores que imitaran sus obras, siguiendo la dinámica de la Caja misteriosa, la prueba del gastronómico programa de televisión Masterchef. A cada grupo --por cierto, los grupos los formé haciendo que cada profesor encontrara de qué país es típico el plato que se le había asignado al azar-- se le entregó un sobre con un tema (El paisajista --morado--, Animales imposibles --amarillo--, Semana de la moda --verde--, Vaya invento --azul-- y Cuéntame un cuento --rosa--), una cartulina, un rotulador y un alimento, además de una lámina con cinco ilustraciones de Diego Cusano. Cada grupo tenía que hacer la sexta de la serie... con este sorprendente resultado:
En la primera parte del taller di a conocer varios ilustradores, diseñadores, fotógrafos o empresas de publicidad cuya obra, total o parcialmente, han dedicado a la gastronomía. Entre otros, algunos que ya conocéis porque han pasado por este blog, como Laura Tejedor (@amigadelamandarina), la empresa australiana TBWA o Diego Cusano (presente en mi otro blog) y posibles explotaciones didácticas para las clases de ELE.
En la segunda fase, precisamente, me centré en Diego Cusano y sus creaciones y les propuse a los profesores que imitaran sus obras, siguiendo la dinámica de la Caja misteriosa, la prueba del gastronómico programa de televisión Masterchef. A cada grupo --por cierto, los grupos los formé haciendo que cada profesor encontrara de qué país es típico el plato que se le había asignado al azar-- se le entregó un sobre con un tema (El paisajista --morado--, Animales imposibles --amarillo--, Semana de la moda --verde--, Vaya invento --azul-- y Cuéntame un cuento --rosa--), una cartulina, un rotulador y un alimento, además de una lámina con cinco ilustraciones de Diego Cusano. Cada grupo tenía que hacer la sexta de la serie... con este sorprendente resultado:
Tras demostrar la capacidad creativa que todos tenemos --y de la que tan frecuentemente renegamos tanto profesores como alumnos--, analizamos las posibilidades en el aula de estas ilustraciones así como la relación entre la imagen y la gastronomía: poder evocador, capacidad para generar opinión y vinculación con la cultura.
Pasamos un rato muy divertido y --creo-- provechoso para los profesores, que descubrieron el potencial didáctico de estas ilustraciones así como una fuente de inspiración para sus clases.